Existen diferentes tipos de ventanas que se adaptan a nuestra vivienda. Lo importante es tener claras nuestras necesidades y, por supuesto nuestros gustos a la hora de elegirlas.
Podríamos catalogar los tipos de ventana según su apertura, según el tipo de vidrio o incluso según el material o el color de sus acabados.
El modo en el que abramos las hojas de nuestra ventana será un factor determinante para asegurar su estanqueidad frente al viento y el agua. A pesar de que existen gran variedad de sistemas, como los pivotantes, osciloparalelos o de guillotina. Hoy hablaremos de los 3 principales: abatibles, osciloabatibles y correderos.
Las hojas se abaten a través de unas bisagras colocadas a uno de sus lados, permitiendo mover en horizontal la hoja desde su posición de cierre hasta una apertura de algo más de 90º.
Destacan por su sencillez de montaje, la facilidad para sustituir piezas estropeadas y por supuesto, nos aseguran una estupenda estanqueidad, no solo desde el punto de vista térmico o frente a las inclemencias meteorológicas, sino también frente al ruido exterior.
Es, sin duda, el sistema de cierre que nos ofrece una mayor seguridad porque es muy hermético.
Se trata del sistema de apertura más extendido en España. Es una combinación de los sistemas abatibles y oscilos, es decir, abaten como una ventana tradicional si ponemos la manilla en una posición horizontal, pero nos permiten una segunda apertura si ponemos la manilla en vertical, donde la hoja de la ventana se abre por su parte superior dejando una rendija de unos 10-15cm simplemente para ventilar.
En función del tamaño de las hojas de la ventana, los sistemas de apertura abatibles tienen el gran handicap de ocupar bastante espacio al abrirlas, por eso, si nuestra casa cuenta con un espacio reducido, o necesitamos ubicar algún mueble cerca de nuestra ventana, es recomendable elegir un sistema corredero.
Se trata de dos o más hojas insertadas en un rail superior e inferior donde se mueven de manera longitudinal. Para que cada hoja se pueda mover de manera independiente sin influir en la posición de la otra, cada una de ellas debe ir en su propio carril independiente.
Al no requerir un gran espacio interior para abrirlas, son geniales para cocinas, cuartos de baño o espacios de dimensiones reducidas.
Todas las ventanas están compuestas por diferentes elementos, pero los principales son: las carpinterías o marco y los vidrios.
Las carpinterías se reducen a 3 grandes grupos: PVC, aluminio y madera.
El PVC es un material plástico, de alta resistencia a la corrosión, muy flexible y que por supuesto, evita los temidos puentes térmicos (zonas de intercambio de temperatura directa con el exterior).
Debido a su buena relación calidad-precio, su uso está muy extendido en España y podremos ver la gran mayoría de edificios de nuestro país con las inconfundibles ventanas blancas de pvc. Sin embargo, sus posibilidades colores y acabados son casi infinitas, pudiendo encontrar en el mercado incluso carpinterías de pvc que llegan a imitar al color de la madera. Eso sí, su precio aumenta considerablemente cuando nuestro diseño se escapa un poco de lo tradicional.
El aluminio es el material más fino y elegante para carpinterías. Es muy ligero y estético, pero puede tener el gran inconveniente de dejar pasar la temperatura del exterior si no cuentan con la famosa rotura de puente térmica. Es decir, una pieza de goma que separa el marco interior del exterior para que nunca estén en contacto directo y evitando la transmisión térmica.
Al igual que las opciones en pvc, el aluminio también cuenta con una amplia gama de colores y texturas en sus acabados que puedes seleccionar según el tipo de ventana que elijas.
Son las menos usadas hoy en día en España debido, sobre todo, al desgaste que sufren con el tiempo expuestas al sol. Se pueden degradar rápidamente, pero su estética y calidez no son comparables con el resto.
Eso sí, por lo general, se trata de carpinterías de alta gama, con grandes prestaciones y con un precio muy elevado, que fluctuará en función del tipo de madera empleada.
El vidrio será el encargado de recibir y bloquear la temperatura exterior. Existen diferentes tipos de vidrio para ventanas, pero siempre se emplea vidrio laminado, es decir, varias capas de vidrio puestas unas encima de otras.
En función del número de capas y del grosor de cada una de ellas, conseguiremos un vidrio más o menos térmico. Igualmente, podemos llegar a encontrar cámaras de aire en su interior. Por ejemplo, un vidrio con nomenclatura 6/4/6 quiere decir que está compuesto por un vidrio interior de 6mm, una cámara de aire de 4mm y otro vidrio exterior de 6mm.
Lo bueno de que existan tantos tipos de ventanas es que podemos sustituirlas sin ningún problema con el paso del tiempo. Si ya no te gustan tus ventanas, cámbialas y contrata nuestro servicio de instalación de ventanas. Escríbenos y te damos la información y presupuesto que necesitas.