La tarima y el laminado son materiales que se colocan para revestir un suelo. La tarima es de madera natural, como el parquet, mientras que el laminado es un suelo sintético. Estéticamente, ambos tienen las características de la madera, pero sus cualidades son distintas.
Por otra parte, el término flotante se refiere a un sistema de instalación mediante el cual las piezas, que se unen entre sí por algún sistema de anclaje o click, “flotan” sobre el suelo, es decir, no van pegadas ni fijadas al mismo.
Existe una importante variedad en suelos y tarimas:
Aunque son materiales resistentes, puede suceder que en algún momento resulte necesario reparar un suelo laminado o tarima flotante o parte de él.
Para sustituir en su totalidad una tarima flotante o suelo laminado no hay más remedio que quitar el que ya está. Para esta operación no es necesario ningún tipo de delicadeza. Se arranca como se pueda y se procura dejar el suelo perfectamente limpio para proceder a instalar el nuevo pavimento. Como estará liso porque ya había estado instalado otro suelo, no será necesario hacer nada al respecto. Si se han producido desperfectos en la pared al quitar el rodapié se reparan antes de comenzar.
Para reinstalar una tarima flotante se procede como si se tratara de una primera instalación. Vamos a necesitar lo siguiente:
Existe un método que consiste en cortar la pieza dañada y sustituirla por otra nueva que se ajustará perfectamente al hueco dejado. Esta tarea es sumamente difícil. Resulta muy complicado cortar exactamente por el límite de la lámina en mal estado y no dañar las contiguas y que el ajuste de la nueva pieza sea perfecto.
Lo normal y aconsejable es que este trabajo lo haga un profesional, que tiene los conocimientos y las herramientas apropiadas para realizarlo.
Hay otro método, posiblemente más fácil para un aficionado que el anterior, pero no exento de dificultad y trabajo, que consiste en ir levantando el menor número de láminas que sea posible hasta llegar a la dañada.
Se comienza por la pared más próxima a la lámina dañada. Tras quitar el rodapié, se van levantando las láminas una a una. Con el sistema de click no resulta difícil. Al llegar a la lámina dañada, se sustituye por una nueva y se vuelven a montar todas en el orden inverso.
El problema que surge con cualquiera de los dos métodos es tener una lámina de repuesto que sea igual. Si se guardó material de la primera instalación o se consigue encontrarla en un almacén, no hay problema, pero cualquiera de los dos supuestos es bastante improbable.
Para la limpieza de una tarifa flotante o suelo laminado, es suficiente con barrer o pasar un aspirador y luego una mopa humedecida con agua o un producto de limpieza adecuado. No utilizar nunca productos abrasivos.
Si no eres un experimentado bricolador ni dispones de buenas herramientas, deberías abstenerte de realizar trabajos de esta naturaleza que van a durar muchos años y un mal resultado puede generar una gran frustración.
La mejor manera de asegurar un resultado satisfactorio en este tipo de trabajos es contar con un profesional que tiene la experiencia, los conocimientos y las herramientas necesarias para realizarlo con total garantía.