Los termostatos y cronotermostatos tienen dos cosas en común: regular la temperatura de casa y resultar efectivos como instrumentos de ahorro de energía. Pero para utilizarlos de forma óptima y correcta, es importante saber qué podemos esperar de cada uno de ellos.
En su definición más simple, un termostato es un dispositivo de regulación que permite aumentar o disminuir la temperatura de casa.
Su uso, tanto en la instalación de aire acondicionado como de calefacción, es muy común, sobre todo por la comodidad que supone para el usuario mantener unos grados constantes sin que haya que estar encendiendo o apagando el sistema de climatización.
Además, los termostatos proporcionan un ahorro de hasta un 30% en la factura de electricidad o gas, puesto que la instalación solo se pone en marcha cuando es necesario.
La diferencia entre termostato y cronotermostato es su tecnología, por lo que el precio entre uno y otro varía considerablemente.
Existen varios tipos de termostatos y cada uno ofrece diferentes opciones de regulación de temperatura:
Se trata del más habitual, y permite regular la temperatura de manera manual gracias a una rueda que lleva incorporada en la parte frontal y que será la que marque los grados que se deseen mantener.
Suelen ir acoplados a la pared. Cuando la temperatura del ambiente es inferior a la que hemos ajustado, permanece activo, y cuando la supera, se desactiva.
A pesar de ser el más común, en la actualidad son los que menos se utilizan pues resultan demasiado simples y no tienen en cuenta factores importantes como la temperatura exterior, la hora del día o si nos encontramos dentro de casa. En cambio, al disponer de menos funciones, su precio es el más asequible.
Probablemente sea el siguiente paso tras el analógico. Disponen de una pantalla LCD de cristal líquido que indica la temperatura de casa y unos botones donde se pueden regular los grados que el aparato se encarga de ajustar automáticamente. Algunos modelos permiten, además, ajustar la intensidad de la salida del aire tanto frío como caliente.
Se trata de un termostato capaz de modular la temperatura para mantener de forma constante los grados deseados. Al mantener la temperatura siempre, no se producen saltos ni picos y se ahorra en la factura, además de ser menos “agresivo” para la caldera, que no se ve sometida a arrancadas bruscas.
Es un sistema algo más avanzado que el digital y entraríamos en el terreno de los cronotermostatos, como veremos más adelante. En este caso, y como su nombre indica, permite programar la temperatura del hogar durante el tiempo que determinemos Con esto ayudamos a reducir el consumo.
Se trata de un termostato inteligente que no va anclado a la pared por lo que no es fijo, lo que implica que puede ser utilizado en diferentes estancias, con las ventajas que eso conlleva. En este caso, el aparato se conecta a la caldera mediante radiofrecuencia, para lo que será necesario un relé, que es una caja que se conecta a la caldera y que será la que reciba la señal. Funcionan enchufados a la corriente o con pilas, disponen de pantalla táctil y hasta pueden programarse desde un dispositivo móvil.
Incluido en la categoría de los termostatos inteligentes, supone un paso más allá a la hora de regular la temperatura. Este tipo de sistema nos permite medir los grados del interior de casa y verlos en nuestro móvil, de forma que podamos enviar la orden de subir o bajar la temperatura, que llegará por wifi. De esta forma, cuando lleguemos a casa tendremos los grados que hayamos pedido.
Hablar de mejor o peor no sería razonable, puesto que depende de muchas variables, como el tiempo que se pasa en casa, el clima exterior si es normalmente frío o cálido, la capacidad de tolerar los diferentes grados cada persona… Por tanto, no se puede recomendar uno u otro basándonos en todos los criterios, pero sí se puede valorar ventajas y desventajas de unos y otros.
Se trata de un mecanismo digital con el que podremos decidir la cantidad de energía que libera la calefacción en la casa, de forma que se distribuya manteniendo el máximo confort posible, para que no suba ni baje demasiado.
Son aplicables a sistemas de caldera tanto de combustible como de gas. Nos permite manejar la temperatura, horas de encendido y apagado y, sobre todo, aumentar la eficiencia energética del hogar.
Es importante saber que controla la temperatura de inercia y la de confort. La primera se refiere a la temperatura mínima que tiene la casa, sin contar las condiciones meteorológicas externas.
En este caso, se tiene en cuenta los materiales de la vivienda, el aislamiento, los muebles que tenga o el suelo sobre el que se levanta. La segunda es la que debe alcanzar el hogar para que sus habitantes estén cómodos. Es decir, la temperatura ideal para estar en la casa.
Se podría decir que la diferencia entre un termostato y un cronotermostato es que el segundo es como el primero, pero con un sistema de utilización más complejo, de hecho, los termostatos programables, inalámbricos y wifi se consideran cronotermostatos, por lo que esa sería su clasificación.
Las diferencias entre un termostato y un cronotermostato están en la precisión que ofrece el segundo sobre el primero. Los termostatos son los elementos clásicos que se han usado para controlar la energía en la casa desde hace años.
Los cronotermostato son digitales y muchos más modernos. No sólo te permiten controlar la temperatura de la casa, sino que te dicen la que hay en la misma.
Además, muchos están programados para, de forma automática, actuar en consecuencia cuando la casa requiera más o menos calor. El objetivo final de un cronotermostato proporcionar confort sin estar pendiente de manejar ningún mecanismo, sino que éste se controla solo.
Termostatos y cronotermostatos cumplen la función de activar y desactivar la calefacción, en función de las necesidades del usuario. Ambos actúan por tanto como sistemas de control que funcionan según las órdenes establecidas por las personas.
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