En ocasiones, elegir un tipo de caldera concreta para tener calefacción y agua caliente en el hogar es una decisión basada en la preferencia por uno u otro combustible. Dependiendo si se quiere usar gas (propano o natural), gasóleo o biomasa, se opta por un tipo de caldera u otra.
Además de esto, existen condiciones legales para poder instalar cada tipo de caldera y es importante estar seguro de que se pueden cumplir antes de decantarse por una caldera concreta. A lo largo de este artículo se describen las exigencias de la normativa sobre la salida de humos en una caldera de condensación.
Existen diferentes tipos de calderas que usan gas (natural o licuados del petróleo, como el propano) y, si atendemos al servicio que queremos que presten, éstas pueden ser solo para calefacción o también para producir agua caliente sanitaria (ACS), llamadas calderas mixtas.
Entre las calderas de gas también existen varios tipos, dependiendo de cómo vaya instalada cada una: las calderas tipo C, llamadas estancas, tienen sellada la cámara donde se realiza la combustión. Son más seguras porque el aire no entra en contacto con los gases que se producen.
Este tipo de calderas se dividen: calderas de bajo NOx y calderas de condensación. Ambas son bi-tubulares, ya que por un conducto absorben el aire del exterior y, por otro, extraen los gases tóxicos y los eliminan.
Las calderas de bajo NOx o bajo óxido de nitrógeno emiten contaminantes en una cantidad mucho más baja de la que la normativa europea exige. Por su parte, en las calderas de condensación se reutiliza la energía que produce el vapor de agua: cuando este vapor se condensa, pasando de estado gaseoso a líquido, libera una energía que puede calentar el agua, reduciendo la necesidad de quemar más gas.
De esta forma, el proceso es más eficiente energéticamente y, al tiempo, se reduce la emisión de gases contaminantes al medio ambiente, siempre y cuando se cumpla todo lo que establece la normativa de la salida de humos de la caldera de gas.
La normativa para instalar una caldera de gas propano se rige por la norma UNE 60250, que observa las condiciones para que estas sean seguras y ofrezcan resultados óptimos, sea en vivienda o negocio. Esta normativa para la instalación de una caldera de gas se denomina Reglamento técnico de distribución y utilización de combustibles gaseosos y sus instrucciones técnicas complementarias (ITC’s) y es una norma reglamentaria de seguridad industrial que regula tanto el diseño como la construcción y el montaje de calderas, además de la explotación de las instalaciones de almacenamiento de gas propano con depósitos fijos.
La normativa de la caldera de gas contempla el conjunto entero de la instalación, sin dejar de lado todos los equipos que existen entre la boca de carga y las válvulas de salida del gas, y trata de explicar todas las medidas de seguridad en torno al manipulado del gas propano (durante la instalación, el transporte y la carga del depósito).
Las empresas instaladoras y sus profesionales están obligados a cumplir sus requisitos y, de hecho, ellos son los únicos autorizados para hacer instalación y revisión de las calderas y depósitos de gas. Que se cumpla o no es responsabilidad de la empresa aunque el consumidor debe contratar el mantenimiento, revisiones e inspecciones que han de hacerse anualmente –o con la periodicidad que exija cada cosa-, siempre con técnicos especializados.
La norma UNE 60250 considera lo siguiente:
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