Es muy habitual que las familias tengan un horno eléctrico en casa. Con mayores o menores prestaciones, es un aliado para la cocina sana y para quienes no tienen excesivas dotes de chef. Sin embargo, en general, a pesar de saber que el horno está sometido a grandes temperaturas, no existe una preocupación extendida por hacerle un mantenimiento, lo que da lugar a pequeñas averías que no sabemos solucionar.
Como su nombre indica, un horno eléctrico utiliza la energía eléctrica (está enchufado a la red) para cocinar los alimentos que se meten dentro, a través de diferentes programas. Existen hornos que funcionan con gas, pero los hornos eléctricos son los que convierten las resistencias en calor; de ahí que la mayoría de las averías estén relacionadas con estos componentes eléctricos. Ahora bien, los servicios técnicos lo tienen claro: la causa más frecuente de llamada es que el horno no calienta.
Aunque pueda parecer un consejo baladí, se impone comprobar, lo primero, que no se ha ido la luz en la cocina. También hay que chequear, si acaba de ser instalado o se ha realizado alguna obra o limpieza a fondo en la cocina, que el horno está bien enchufado y/o que la toma de corriente funciona.
Hecho todo esto, si no se enciende con los mandos habituales, hay que llamar a un servicio de reparación porque puede existir una avería importante en el electrodoméstico.
En muchas ocasiones, la queja es: “mi horno enciende, pero no calienta”, algo que resulta más desconcertante aún. Las causas más frecuentes cuando el horno no calienta son fallos en las piezas internas.
Por ejemplo, existen estos casos:
La resistencia, con el tiempo, puede deteriorarse: oxidarse, llevarse un golpe o dejar de funcionar por antigüedad o desgaste. Además, cabe la posibilidad de que digas “mi horno no calienta” porque una de las resistencias está cortada. En estos casos, no hay que intervenir, es mejor llamar a un experto.
El primero garantiza que el horno alcanza la temperatura marcada y el otro permite que el horno se apague, cortando la corriente eléctrica, si se produce un sobrecalentamiento. El termostato general es el responsable de regular la temperatura del horno; si se avería, el horno no alcanza la temperatura óptima de cocción.
Este ayuda a que la temperatura suba, lo que permite que algunos alimentos que la necesitan tarden menos en cocinarse, ya que este calor hace que adquieran mayor temperatura en su interior.
Cuando se estropea, quiere decir que no va la fuente de alimentación y, por tanto, a una zona (o a todas) no está llegando la corriente. En ese caso hay que cambiar la pieza o sus conectores, algo que debemos dejar en manos expertas, una vez más.
Ante estos posibles escenarios descritos, cabe aclarar que el diagnóstico, accediendo al interior del horno, es mejor que lo haga un profesional para evitar inconvenientes mayores. Al igual que ocurre con un posible necesario cambio de piezas.
Tratar de intervenir sin los conocimientos suficientes puede ser peor que pedir ayuda, ya que cualquier error humano por desconocimiento puede aumentar el coste de la reparación, hasta el punto gastar más dinero que si compráramos un horno nuevo.
Contemplados todos estos problemas que podrían estar tras el hecho de que tu horno eléctrico no calienta, queda claro que, aunque existe la posibilidad de hacerlo uno mismo, con los recambios adecuados y las herramientas necesarias, la seguridad personal es lo más importante. Mejor llamar a un servicio de reparaciones de electrodomésticos.
Aunque el horno sea un electrodoméstico generalmente silencioso, quizá te extrañe escuchar algún que otro ruido. Un leve zumbido de los ventiladores, incluso cuando ya lo has apagado, es normal.
Si el ruido fuese muy fuerte, conviene llamar a un técnico y comprobar que no haya fallos en el funcionamiento del ventilador o alguna de sus piezas.
Pide información a nuestros expertos y te asesorarán. Contacta con nuestro servicio de reparación de hornos eléctricos.