Las fugas de agua son un problema domestico más habitual de lo que pensamos. Las más comunes se producen en el baño, la cocina, el jardín…
Las causas que las provocan pueden ser muy diversas pero las más usuales son por deterioro de las tuberías, desagües, elementos de estanqueidad, etc.
Detectar fugas de agua a tiempo es fundamental para que el daño no se agrave.
Esto provocaría una reparación más compleja y costosa, aparte de un gasto innecesario de agua.
Los lugares en los que es más probable que se produzcan pequeñas fugas de agua que nosotros mismos podemos detectar y reparar, son:
Esta es una de las zonas de la vivienda en la que se pueden producir fugas de agua con mayor frecuencia porque existen muchos aparatos que utilizan este elemento.
Para comprobar, por ejemplo, si el inodoro pierde agua, hay que retirar la tapa del tanque.
Después, pegar el oído al mismo y observar si existe un leve siseo cuando aquel no se ha utilizado.
Otros puntos de posibles fugas de agua son la alcachofa de la ducha, los grifos del lavabo y del bidet, y las propias llaves de corte de estos elementos.
En este caso, detectar fugas de agua es muy fácil porque se observará un goteo incesante.
La causa más habitual de estas fugas es el desgaste o deterioro de las gomas o zapatillas que realizan la obturación.
En estos casos bastará con sustituir el elemento dañado.
Los manguitos de estos aparatos suelen ser un punto crítico.
Hay que detectar si presentan grietas y desgastes, en cuyo caso conviene reemplázalos por unos nuevos.
Lo deseable sería cambiarlos periódicamente, cada 3 o 5 años, para llevar un correcto mantenimiento y evitar así que se produzcan estas fugas.
Esta zona es otra que suele ser de las más afectada por las fugas de agua.
Generalmente, se producen por el mal estado de los grifos y las mangueras usadas para el riego.
La solución suele ser fácil y consistirá principalmente en sustituir los elementos dañados.
Podemos detectar fugas de agua nosotros mismos mediante la observación directa o por la información que nos proporcionan los aparatos medidores (contadores del agua).
Solo tendremos que comprobar un injustificado consumo de agua.
En determinadas ocasiones, son tan evidentes como las que acabamos de exponer.
Como cuando nos encontramos con un pequeño charco de agua debajo de zonas húmedas como el fregadero, el lavabo, el radiador o algún electrodoméstico como la lavadora o el lavavajillas.
Pero en otras, puede resultar más difícil detectar fugas de agua porque están ocultas.
Por ejemplo, cuando aparecen abultamientos o manchas de humedad en las paredes y techos de nuestra vivienda o, incluso, en la del vecino.
Se ven las consecuencias, pero no la propia fuga.
La detección exacta de este tipo de fugas de agua y su reparación están fuera de nuestro alcance.
En esos casos, lo aconsejable es recurrir a un profesional de la fontanería para que revise las zonas por las que van las tuberías en busca de las humedades.
Estos profesionales, aparte de sus experiencia y conocimientos profesionales, disponen de sofisticadas herramientas (geófonos, loggers, cámaras termográficas, escáneres de humedad, equipos de escucha…) para realizar el trabajo.
Gracias a ellas, podrán incluso delimitar al máximo la presencia de la fuga de agua, lo que minimizará la magnitud de la obra reduciendo el tiempo que se tardará en concluirla y el coste de esta.