Ya sea porque quieres cambiar los electrodomésticos de sitio, hacer una mudanza en la que incluyas trasladar la nevera o, sencillamente, venga la operación primavera y planees mover la nevera para limpiar por detrás, tienes que saber cómo hacerlo para no dañar el electrodoméstico ni a ti mismo en el intento. Seguramente, la primera duda que te asalte sea: ¿la apago o se puede mover una nevera encendida? La segunda, quizá, ¿la vacío primero?
Son muchas las dudas que surgen y muchos mitos –casi todos falsos- los que se cuentan en torno a si es malo o no mover un refrigerador conectado o tumbado (porque el líquido se mueve, dicen). Hemos recopilado los mejores consejos para trasladar una nevera, ya sea de una casa a otra o de un lado de la cocina a otro.
Lo más importante es vaciarla (no solo de comida y bebida, sino de bandejas y otros accesorios interiores) y desenchufarla de la corriente de manera que se descongele por completo. Los expertos recomiendan dejar que este proceso se alargue, de ser necesario, hasta veinticuatro horas.
A continuación, hay que atar las puertas para que no se abran al moverla. Puede hacerse con cuerda o cable pero nunca con algo adhesivo porque puede dañar el acabado, sin apretar tampoco mucho para no deformar ni descuadrar la puerta y evitando que las cuerdas queden sobre las manillas de las puertas, para no dañarlas.
Como se trata de un electrodoméstico pesado y de gran tamaño, puedes ayudarte de una manta vieja o alfombra, ponerla debajo, y empezar a arrastrarla –siempre en vertical- sin tratar de levantarla. Mejor si se hace entre dos personas para evitar que se vuelque. Y siempre con las puertas aseguradas, como señala el punto anterior.
El motivo por el que se recomienda no tumbar la nevera para transportarla es que el compresor se mantenga en vertical y de pie, para evitar algún derramamiento del aceite que contiene su mecanismo de enfriamiento.
Lo ideal es, en caso de duda, consultar a un experto o leer cuidadosamente las instrucciones que da cada fabricante por si hay alguna indicación al respecto, aunque conviene saber que casi todas las neveras se parecen en ese aspecto y, al contrario de lo que el sentido común puede dictar, la nevera ha de inclinarse hacia delante, no hacia atrás. Es decir, con las puertas mirando hacia abajo y la parrilla condensadora hacia arriba.
A esta duda, la creencia popular da respuestas de lo más variadas, desde treinta minutos hasta veinticuatro horas, si la nevera es muy antigua. Sin embargo, los fabricantes insisten: si se ha movido correctamente, siguiendo todas las recomendaciones anteriormente mencionadas, puede conectarse seguidamente, ya sea tras la mudanza o tras limpiarla por dentro y por fuera.
Hablando de limpiarla… Existe también el protocolo de limpieza de la nevera por dentro, que debemos seguir escrupulosamente si queremos que este electrodoméstico tenga una vida útil más larga y haga su función en un entorno de correcta higiene.
Elige para hacerlo un día que no tengas el frigorífico lleno. Mete los alimentos que queden en bolsas isotérmicas o neveritas portátiles y desenchúfalo. Saca las bandejas, cajones, etc. y friégalos por separado. Con agua, vinagre y un paño suave es suficiente. Si hay suciedad difícil haz una pasta con agua y bicarbonato y usa una esponja.
Las paredes y baldas interiores se limpian con lo mismo y es muy importante secar todo bien, sin olvidar el drenaje (usa un palillo de comida china o un cepillo pequeño de espiral).
Antes de volver a introducir los alimentos y bebidas, asegúrate que la nevera ha alcanzado su temperatura ideal marcada.
No pasa nada. Hay que dejar de preocuparse por este asunto. Si se siguen las pautas de vaciar, desenchufar, atar y arrastrar en vertical no tiene por qué haber ningún problema en enchufarla inmediatamente y volver a llenarla.
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